Esta entrada la quiero dedicar exclusivamente a hablar sobre mi propia experiencia con las llamadas editoriales de coedición. Mi intención no es criticarlas negativamente ni nada de eso, solo me apetece contar como ha sido mi experiencia y las razones por las cuales no pienso volver a trabajar para estas empresas. Y si a alguien le sirve de ayuda esta información, pues genial.
Pues bien, cuando esta editorial me contactó para proponerme ilustrar uno de sus cuentos, yo no tenia ni idea de la existencia de este tipo de editoriales. Error mío por no haberme informado en su momento. Siempre tienes que investigar la página web de la editorial de turno antes de tirar adelante con cualquier encargo que te hayan ofrecido. Y si puedes, contacta con alguien que haya trabajado previamente con ellos para que te cuente qué tal su experiencia.
Yo creía que todas las editoriales seguían el modelo tradicional, es decir, la que apuesta por el autor y le paga una cantidad de dinero en concepto de anticipo y financia también todos los costes que conlleva producir el libro, distribuirlo, comercializarlo, etc. Esto lo explica muy bien Mariana Eguaras en esta entrada.
Pero desde hace ya un tiempo, han surgido empresas que ofrecen servicios editoriales a autores, generalmente noveles, que no pueden dar salida a su obra en editoriales tradicionales, ya que estas se encuentran saturadas. Estas editoriales se encargan de todo el proceso de edición y la posterior "distribución", y normalmente le entregan al escritor una cantidad pactada de ejemplares para que vendan por cuenta propia.
Por lo tanto, en este escenario quien arriesga el dinero será el propio escritor. Él o ella es quien hará toda o la mayor parte de la inversión y no la editorial. Y no hay nada de malo en esto, pero hay que ir con cuidado y leer bien la letra pequeña antes de firmar el contrato. En mi caso, como yo soy la ilustradora y no la escritora del libro, no puedo saber exactamente lo que se acordó en el contrato. Lo cual es totalmente injusto, porque tanto ilustrador como escritor son autores del álbum y ambos tienen el mismo derecho a conocer y decidir sobre las condiciones que se pactarán ya que les afecta por igual. Pero nada, por lo visto aquí solo se tienen en cuenta los deseos del escritor, que es quien paga.
Razones por las que no volvería a repetir:
La primera y más importante desde mi punto de vista, es que a los ilustradores nos pagan una cantidad muy baja de avance. No puedo hablar por todas las editoriales de coedición, pero estoy segura de que la mayoría no pagan grandes cantidades. Básicamente no es rentable para el ilustrador. Yo me tiré todo un verano dibujando, invirtiendo muchas horas por un precio muy bajo. Que conste que yo acepté eso, nadie me obligó.
Después, el tema de la distribución. Este tipo de editoriales suelen trabajar con el sistema conocido como Impresión bajo demanda o "PoD" (Print on Demand), que consiste en imprimir un ejemplar cuando este ha sido previamente comprado (Distribución 1:1). O sea, que no hacen una tirada de 2.000 copias para colocarlas en distintos puntos de venta, como harían la mayoría de editoriales tradicionales. De esta forma se reduce la inversión inicial y no hay costes de almacenaje.
Dicho con otras palabras: tu libro no estará en físico en las librerías. Solo se encontrará disponible en una base de datos para que las librerías puedan pedirlo en caso de que alguien lo compre. Esto también lo explica muy bien Mariana Eguaras aquí, donde nos habla de los tipos de distribución. Yo no profundizaré en explicar cómo funciona porque es un tema súper extenso y no soy una experta ni mucho menos. Sé lo justito gracias a toda la investigación que he hecho a partir de mi experiencia personal.
En mi caso, repito, no sé con exactitud qué decía el contrato de la autora con la editorial, pero sí que sé que acordaron colocar el libro en un par o tres de librerías independientes que ella pidió específicamente en su ciudad. Pero que te aseguren que tu libro impreso estará en grandes superficies como Fnac, La Casa del Libro, Corte Inglés... Eso es bastante improbable. Básicamente porque estas se encuentran saturadas de novedades y no pueden permitirse aceptar toooodos los libros de autopublicados. Además, que el stock supone un coste de almacenaje y no interesa.
Yo hice mi propia comprobación un par de semanas después de que saliera el libro. Me fui a Barcelona de excursión por las grandes librerías y, efectivamente, mi libro no estaba en ninguna de ellas. Solo lo tenían en sistemas informáticos.
Por último, la promoción. Otro gran tema. No me di cuenta hasta ahora de lo importantísimo que es hacer una buena campaña publicitaria para dar a conocer tu libro. En las editoriales tradicionales tienen un equipo de marketing que se esforzará por promocionar los libros que saquen, ya que de las ventas de estos depende su beneficio. Pero si publicas en una editorial de coedición, la promoción es muy pobre o ni si quiera existe. Y si quieres que te promocionen bien, tendrás que financiarlo de tu bolsillo, obviamente.
Así que, LA PROMOCIÓN QUEDA EN MANOS DE LOS AUTORES, y si no inviertes tiempo y energía... El libro no lo va a conocer nadie. Y sin promoción, tampoco habrá libreros interesados en hacerle hueco a tu libro en sus estantes.
Conclusión:
Yo no veo mal la opción de la coedición o directamente la autopublicación para los escritores, siempre y cuando sepan lo que están firmando. Y si además consiguen vender todos los ejemplares que han autocomprado previamente, pueden llegar a beneficiarse y todo. Sé de gente que lo ha hecho y les está yendo muy bien, pero porque se lo curran muchísimo a la hora de difundir su obra. Organizan actos culturales como presentaciones, cuentacuentos, talleres, van a ferias de libros, están activos en redes, etc. Solo así vale la pena, sino, ni te molestes. Porque te gastarás un pastizal para nada.
Ahora bien, para los ilustradores, no lo veo para nada rentable económicamente y como tampoco tenemos ni voz ni voto en lo que se acuerda entre escritor y editor...Yo prefiero no arriesgarme de nuevo a tirarme horas dibujando para un libro que solo acabarán comprando mis amigos y familia, con suerte. Tampoco me apetece romperme la cabeza en cómo hacer promoción de un libro. La verdad, bastante faena tengo ya. Pero si alguien se ve capacitado y con ganas, adelante.
He de decir, que la editorial con la que trabajé fueron siempre muy amables conmigo, y cuando les pedía información sobre algo, me la proporcionaban sin problema. Además, la calidad de impresión del libro es excelente. El libro quedó realmente precioso y las ilustraciones relucen muy bien. Digamos que el producto en sí es bueno y estoy orgullosa. La pena es que llegará a manos de pocos lectores.
Así que si eres un ilustrador novato y te surge la oportunidad de ilustrar un libro para un empresa de coedición, no te animo a que lo aceptes. Es cierto que podría ser una primera experiencia en el mundillo editorial, material para el portfolio y bla bla bla (eso es lo que yo me dije), pero ahora pienso que no son motivos suficientes para infravalorar de tal manera nuestro trabajo aceptando condiciones lamentables. Pueden surgir otras oportunidades mucho mejores. Porque si vamos conformándonos con este tipo de contratos, no solo nos saboteamos a nosotros mismos, sino al gremio entero de ilustradores y así nunca conseguiremos que nuestro oficio se haga respetar.
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